Es urgente e importante poner el foco en el autocuidado personal y el autocuidado emocional. El mindfulness es una de las herramientas y hábitos saludables que te ayudan a lograrlo. Con su práctica alcanzas calidad de vida emocional, generando mayor bienestar, que es una de las áreas del mencionado autocuidado personal.
El ritmo de vida actual y/o la falta de educación emocional nos lleva a situaciones límite y a episodios difíciles de controlar, si nos dejamos llevar por el torrente de emociones, pensamientos y sensaciones físicas. Esto puede producirnos malestar generalizado y la forma de superar estos obstáculos es tener estrategias deliberadas de autogestión.
Lo comparo con los anticuerpos. Estos nos defienden frente a las amenazas; de igual modo debemos lograr una protección emocional ante los agentes externos para que no nos perturben, hasta tal punto que perdamos el control y generemos sufrimiento innecesario en nuestra experiencia vital.
La supervivencia es innata en los seres vivos, y en especial en las personas. En nuestra civilización el mayor peligro no es un depredador, sino la ansiedad o el descontrol de las emociones que generan sufrimiento, ya no son las amenazas internas las que generan la alarma en el organismo, sobre todo son las amenazas internas, las que genera nuestra mente y no son reales. Tanto es así, que creo necesario ahondar en esta cuestión y explicarte por qué es necesario el autocuidado personal y por qué es importante el mindfulness.
¿Qué es el autocuidado personal?
El autocuidado personal son las acciones que realizamos para lograr el bienestar físico, mental, emocional y social y para disfrutar de una salud equilibrada. Precisamente en este equilibrio está la clave porque lo ideal es tener los cuatro elementos cubiertos.
«Lo ideal es trabajar las cuatro áreas y entrenar nuestro cuerpo y nuestra mente».
Para llegar a ese bienestar integral es conveniente que, antes de dar una serie de pasos, te hagas estas preguntas: ¿Me quiero y por eso me cuido? ¿O me cuido y por eso me quiero? ¿Qué es lo primero?
Déjame decirte que quererte y cuidarte van de la mano y son dos premisas del autocuidado personal. Partiendo de aquí, puedes iniciar el camino.
«Si te cuidas es porque te quieres; si te quieres, te cuidas».
Tipos de autocuidados personales
Ya te he adelantado antes que las personas debemos cuidarnos desde todos los planos: el físico, el intelectual, el emocional y el social. Esbozo aquí una pequeña definición de los tipos de autocuidados personales:
• Autocuidado físico: es el corpore sano y lo alcanzamos con una buena alimentación, higiene, descanso y ejercicio.
• Autocuidado intelectual: está relacionado con nuestro cerebro, con la capacidad de generar pensamientos independientes, críticos y fomentar la creatividad.
• Autocuidado emocional: es la gestión de los pensamientos y los sentimientos que estos nos generan para evitar que nos dañen, junto con las creencias limitantes. Sería la gestión de nuestro mundo privado, nuestro mundo interno.
• Autocuidado social: son las buenas relaciones con otras personas evitando las llamadas «relaciones tóxicas».
De todos los tipos de autocuidados personales, en este artículo nos centramos en el autocuidado emocional, que es el que trabajo en las sesiones de terapia de tercera generación, donde incluyo la terapia contemplativa y dentro de ella el mindfulness.
«Las emociones son respuestas automáticas que se desencadenan desde nuestro cerebro por los inputs que vamos recibiendo a lo largo de la vida». Todas nuestras emociones tienen un componente condicional, nuestra experiencia vital.
Si practicas la atención plena y consciente te cuidas desde el interior y pones foco en el orden interno, a través de la autogestión, para así generar procesos de autoregulación y con ello equilibrio mental y emocional.
Autocuidado emocional con el mindfulness
En este blog ya he te hablado acerca del mindfulness, así que no me detengo ahora en la explicación profunda de la práctica en sí, sino en lo que esta representa y repercute en tu autoprotección.
A modo de resumen, para poder entender cómo contribuye en tu cuidado, resalto que la atención plena te ayuda a regular los pensamientos y las emociones que estos te generan para que no perturben tu día a día y por tanto no afecte a tu salud y bienestar.
O dicho de otro modo: te permite afrontar, crear marcos de relación basados en la aceptación y manejar los pensamientos que generan ciertos acontecimientos, sin que lleguen a afectarte a ti ni a tus seres queridos. Intervenimos directamente, de una forma deliberada en ese flujo constante de pensamientos, emociones y sensaciones corporales.
Por ejemplo, si te han dado una mala noticia en el trabajo puedes enfadarte o gestionar de forma deliberada lo que esa noticia está generando en ti, con la intención de crear un espacio de cierta calma y tranquilidad, generando procesos de aceptación. Y voy más allá, esa noticia te puede llevar a situaciones futuras que no existen aún o que nunca existirán pero que en este momento te parecerán reales, con el consiguiente efecto en tu mundo emocional. Por el contrario, puedes centrarte en el momento presente, donde ahí solo ocurre lo que está ocurriendo.
Por tanto, puedes iniciar el autocuidado emocional desde el reconocimiento de tus emociones: Pregúntate: ¿qué siento en este momento? , ¿qué pensamientos son los que hay en este momento en mi mente? , ¿dónde lo siento en mi cuerpo? Todo ello desde una atención consciente y deliberada, sin enjuiciar en la medida de lo posible. Esta forma de relacionarnos con las emociones interrumpe los patrones mentales que nos generan sufrimiento, no fomentando la cascada de pensamientos negativos y sus consecuencias sobre nosotros.
Las emociones forman parte de la vida y hay que saber aceptarlas, es nuestra forma de responder al mundo, al igual que el hambre, la sed y el sueño. De la misma forma que si tienes apetito comes; si sientes enfado, ira o cualquier otro tipo de emoción que te genere malestar de una forma prolongada, haz lo que sea necesario para que no te desborde, no te desestabilice, en definitiva no se apodere de ti. Esto nos acerca a nuestra responsabilidad vital, algo que trataré en otro artículo.
«Cuidarte desde las emociones es gestionar aquello que puede llegar a arañar tu felicidad. Las emociones son necesarias, el sufrimiento no”.
Precisamente esto es lo que trabajamos en la atención plena: el entrenamiento mental a través de la canalización. Tanto es así que en el autocuidado emocional es fundamental la autogestión o mal llamado autocontrol. Este se consigue surfeando los pensamientos hasta llegar al remanso de paz de la orilla sin tragar agua y, si la tragas, que no te ahogues con ella y generes canalizaciones para que se convierta en alimento vital generador de bienestar.
Autocuidado emocional: otras técnicas
Además de la meditación, las técnicas de autocuidado emocional abarcan actividades como reservar parte de tu tiempo para realizar actividades placenteras, establecer límites en ti y en los demás, practicar la asertividad en la comunicación y las relaciones, conocerte y contemplarte; y en definitiva, todas aquellos factores que contribuyen a hacer que te sientas bien contigo mismo y con tu entorno y te permitan desarrollar destrezas, estrategias alineadas con lo que tú quieres en tu vida para ti y tus seres queridos.
Para ello hay cuatro acciones principales que te recomiendo que incluyas:
1. Acepta: es de vital importancia conocerte y quererte tal y como eres. Generar comprensión sobro cómo y por qué sientes lo que sientes. Una vez identificado, generar recursos para gestionarlo. La aceptación es un proceso complejo, pero maravilloso. En mi artículo “Aceptación en la práctica de mindfulness” hablo de ello.[1]
2. Agradece: si reconoces lo bueno que tienes disfrutarás el mundo desde una perspectiva más positiva y te ayudará a sentirte mejor. Si sientes aquello que te genera aflicción, te permitirá relacionarte con ello como posibilidad.
3. Siente: identifica, observa, percibe, siente y pon nombre a tus emociones; no escapes de ellas, abrázalas y acompáñalas en su proceso, de una forma amable, deliberada y consciente.
4. Elige: las personas, las actividades y todo aquello que te rodea y te hace sentir bien y aprende a generar comodidad en la incomodidad, malestar o dolor.
¿Las conoces todas? ¿Las practicas? ¿O todo esto es nuevo para ti?
Déjame un comentario si quieres saber más acerca del autocuidado emocional y el mindfulness.