Todos en ocasiones hemos oído hablar, en mayor o menor medida, del concepto de la autoestima. Escuchamos términos como autoestima alta, autoestima baja, problemas de autoestima, falta de autoestima… Y así sucesivamente intentando dar sentido a un sentir determinado, que va en función del procesar de la realidad individual de cada individuo.
Son muchas las personas que acuden a mis cursos de mindfulness y compasión y hacen comentarios sobre su autoestima y acerca de cómo poder trabajar con ella desde la atención plena.
Antes de hablar de meditación y autoestima, creo oportuno indicar que este concepto se ha vuelto un término de andar por casa, sin que realmente sepamos o lleguemos a intuir qué es la autoestima, cómo se crea y el por qué de la misma. De hecho, en mindfulness no hablamos de la autoestima, sino más bien de un acercamiento a determinados estados mentales y emocionales vinculados al afecto propio, entendiendo este desde un punto de vista conceptual y no experiencial.
La mayoría de los psicólogos, psicoterapeutas, terapeutas, facilitadores e investigadores en este área, han tratado la autoestima como algo muy complejo, influido por múltiples factores conscientes o inconscientes del ser humano.
Cómo entender la autoestima desde el mindfulness
Si tendemos a aislar la autoestima y estudiarla como algo independiente a la globalidad del ser humano, nos encontraríamos con una ardua tarea que no podríamos concluir. Desde este paradigma es desde donde se trabaja con mindfulness y compasión.
Para una mayor compresión, podemos usar como ejemplo lo siguiente. Imagínate que para construir un coche y hacer que ande solo cuentas con el motor; no tienes ruedas, chasis, ejes, sistema de refrigeración y un largo etcétera. La misión sería imposible, ¿a qué sí?
Entender la autoestima gracias al mindfulness
Son muy pocas las personas que en mayor o menor medida no han tenido la experiencia de no sentirse lo suficiente. Esto, en sí mismo, no es ni positivo ni negativo, dependería de la persistencia, repetición y duración de este sentir; como también son muchas las personas que encuentran grandes dificultades en ser, hacer y tener lo que quieren para sí mismos. En estos casos, la baja autoestima, entendida como algo holístico del ser humano, siempre está presente.
El no llevar una vida plena en ámbitos como la amistad, las relaciones de pareja, el trabajo, el dinero, los estudios, la familia o la sexualidad también tiene un vínculo estrecho con lo que denominamos la falta de autoestima, tal y como yo la comprendo.
Desde el trabajo con mindfulness y compasión, la plenitud se entiende como un marco de conciencia sobre los aspectos donde, paradójicamente, no sientes plenitud y esto es algo difícil de entender: que solo a través de la experiencia se puede experimentar y crear comprensión.
El ser humano cuando nace lo hace con una autoestima sin construir, sería como un panel en blanco donde casi todo está por escribir, siempre hay que tener en cuenta las influencias de su genética, antecesores y cómo no, sus progenitores. Es cierto, que esta influencia no se puede medir, pero lo que sí es algo evidente es que no es definitiva y que por su puesto hay fuerzas mayores que hacen que la influencia sea mínima. La interacción con su entorno, sobre todo en los cuatro primeros años de vida, es fundamental para la configuración de su autoconsideración.
La autoestima se aprende y, como el ser humano es un animal social en continua evolución y cambio, hace que en el momento en que la persona lo decida, o lo que es lo mismo, en el momento en que tú lo decidas, tienes la capacidad de desarrollar la habilidad de iniciar un aprendizaje cuyo objetivo sea modificar lo que experimentas como tu autoestima y con ello tu vida. Integrar estados de plena conciencia o mindfulness y desarrollar una relación basada en la compasión, hacen que todo este trabajo sea amable y productivo.
Los pilares de la autoestima
Hay unas áreas, en las que la mayoría de los especialistas coinciden que serían la base o estructura para crear una sana autoestima, yo los he llamado los pilares de la autoestima.
Estás áreas no funcionan por sí mismas, no tienen autonomía, forman parte de una red muy compleja de lo que es ser humano, de ahí que el hacer una modificación, en la expresión a través del pensamiento, sentir o conducta vinculada a esa área, se sustenta y afecta a las demás. De ahí que el mindfulness o meditación y la autoestima se interrelacionen.
Los pilares son:
- El concepto de uno mismo.
- El autocrítico.
- Valores y creencias.
- La culpa.
- La compasión.
- Aceptación.
- Individualidad.
- Vivir con propósito.
- ¿Qué quieres?
- Autonomía/Autogobierno
Ni que decir tiene que no son los únicos aspectos a desarrollar o a gestionar, pero sí nos dan una visión más amplia de aquello que llamamos autoestima. La interrelación entre ellos es obvia, el conceptualizar lo único que te hace es poner el foco en algo “más concreto” siendo su estructura compleja e interdependiente, por lo que conlleva la inexistencia por sí mismo del concepto…
¿Cómo percibes tú tu autoestima? ¿El mindfulness te ayuda a mejorarla?
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